na vez que el otro niño se había marchado con sus padres y abuelos, una señora entró a la sala de espera y empezó, exactamente de la misma manera que las dos parejas que habían acabado de marcharse, con los mismos gritos, llorando y agitando sus brazos a la misma vez. A lo mejor era ya más emocionante que el grupo anterior.
A corto plazo, después de unos momentos, nos dimos cuenta que esta señora era nuestra madre, nuestra mamá.
Cuando, por fin, nos marchamos y antes de salir de la sala, ella se fue a ver a la encargada y la dijo, en sus pocas palabras de francés que pudo: "No puede menos que reconocer que yo tenía razón … las cosas han sido como yo le he dicho. No he venido aquí casi cada día y varias noches por nada. Tenía razón en decirle que mis hijos iban a regresar y aquí están."
A corto plazo, aprendimos que un millón y medio de niños judíos bajo la edad de 15 años habían sido matados durante estos años, llamados ahora "Shoah" o "Holocausto."