El comando tiró en la calle todo lo que pudieron levantar a través de las ventanas.

Kristallnacht
Becherbach, Alemania, 10 de Noviembre, 1938
El pogromo llamado "la noche de Cristal"

Julius Klein, el mejor amigo de Papá desde niños y soldados en la Guerra del 14, un hombre decente, carpintero de su estado, conocido por el nombre de "Schreinerklein," se puso en frente de la casa, guardándola con la antigua arma de la plebe, una horquilla, anunciando que cualquiera que tocara algo de las cosas sobre la calle tendría tres dientes de horca en su panza. Se quedó así, toda la noche, apenado, según el, de haber nacido alemán.

Mamá que había, en primer lugar, buscado refugio con sus niños en el Ayuntamiento, en la oficina del alcalde Engel, otro buen amigo de Papá, se refugió por fin en Kirn; regresando por la mañana y se quedó a tratar de arreglar lo que se pudo arreglar; ya que no podía cocinar o preparar algo que comer, nuestros vecinos cristianos, los Franzmann, cuyo hijo Rudolf había sido el aprendiz de Papá, llevaron algo que comer a través del muro común, sin que nadie lo notara.

No dejaba otra salida que vender todo—la casa, el almacén, el mobiliario y lo que fuera—a un cierto Bickler del pueblo cercano de Bärenbach, un miembro del Partido Único, a un precio que fue, finalmente, aprobado por el partido.

Los montos no fueron recibidos por mis padres si no pagados al estado para que el pudiera compensarse por los supuestos daños a la vía publica ocasionado por "los espontáneos." El comprador Bickler debía pagar al estado la diferencia entre el monto aceptado y el valor real pero, sus amigos estando en el poder, nunca lo hicieron. Después de la guerra, el fue condenado a pagar siete mil marcos al nuevo estado democrático.