Nuestra adaptación a una cariñosa y normal vida de familia tomo un par de años. Al principio, guardamos las distancias con nuestros padres y teníamos dificultad con la autoridad paternal. Poco a poco, reaprendimos el idioma alemán ya que era el único idioma en el cual nuestros padres se podían comunicar.

Nuestros maestros y nuestros amigos estuvieron más que felices a nuestro regreso y, poco a poco, la vida de nuevo se hizo normal. Papá, con su poquitín de francés, tuvo el coraje de ir a ver al Director del Liceo "Honoré de Balzac" en Issoudun. Ya que había perdido mucho tiempo con mis estudios y el año escolar había ya empezado, papá pidió que el Director me admitiera en este colegio.

El profesor de alemán, el Sr. Joly, y el director Sr. Moreau, escucharon con atención a este padre muy digno con su poco de francés pidiendo que su hijo fuera admitido para que pudiera obtener una educación secundaria sin la cual no mucho era posible en la vida.

Ernest and Alfred
Ernest y Alfred, 1945



Después de un momentito de reflección, el profesor contestó en un alemán absolutamente perfecto, con una dicción más que perfecta, diciendo, en alemán: "aber Herr Moritz, das ist doch eine Sache der Selbstverständlichkeit." ("Pero, Sr. Moritz, esto es una cosa más que normal que va sin decir.")

La suerte, el destino, habían intervenido. Así todo se arregló. Alfred y Ernest fueron admitidos y atendieron esta escuela durante cinco años y, después hicieron sus estudios universitarios en Estados Unidos.