Chateauroux (Indre)
Châteauroux (Indre), Noviembre de 1944




Considerando el jaleo, la confusión, en este período de fin de guerra, de viajar en Francia, no había una manera de simplemente sentarse en un cualquier asiento en el tren si no uno hacía lo posible de simplemente poder irse a bordo: entonces, a veces fuimos simplemente con los pasajeros de primera clase o, me acuerdo, sentado en una bicicleta en el furgón de mercancías.

Una vez que llegamos por fin a nuestro destino, en la estación de Châteauroux, fuimos, con nuestro quejón a la sala de esperas—vacía aparte de la encargada de la ventanilla de venta de billetes. Nos sentamos en un banco, esperando los eventos cuando, de una vez, dos parejas entraron en la sala, gritando y agitando los brazos de una manera muy emocional o, mejor dicho, poco digna: eran los padres de nuestro quejón, de nuestro bobo.

Se lo llevaron sin una sola palabra de agradecimiento. En nuestros dos años solos de gira, en camino, habíamos aprendido a ser autosuficientes y duros; habíamos aprendido, a fuerza de golpes, a siempre guardar nuestras emociones con control y no teníamos paciencia con tal comportamiento.