as Cevenas, nuestro refugio, era un país duro; en esta parte aislada de Francia, y en la región del Vercors, al otro lado del río Ródano, patriotas y perseguidos habían buscado refugio por haberse negados ser mandados a Alemania bajo el sistema llamado STO—servicio de trabajo obligatorio—uno de estos eufemismos fascistas para no admitir que era una forma de esclavitud.
En estos montes salvajes se sentían por aquí y por allí en una seguridad relativa, que sirvió de protección, de refugio, contra los de la Milice—esta policía estatal que cooperaba con el enemigo y compuesto de asesinos a sueldo, la escoria de la humanidad que los alemanes usaban para encargarse de estas cacerías. Sin duda que estos milicianos habrían hecho las tareas de cualquier otro poder ocupador, incluso el del diablo.
Al principio, estos partisanos estaban divididos según su lealtad política—siendo los comunistas del FTPF (Francs Tireurs Partisans Français) y los de la derecha del AS—Armada Secreta; por fin, fueron reorganizados en un solo grupo, llamado FFI—"Fuerzas Francesas del Interior."