Nuestra guardiana y némesis, la anciana bruja viuda Aubert, periódicamente tenía ataques de aversión y de malevolencia cuando dio salida a su odio.

With pitchforks
1943–1944: La Blachette, Vernoux (Ardèche)

En una tal ocasión, su odio hizo que montara en cólera y nos vilipendió, con un triunfante desdén, que debíamos tener interés en portarnos bien, ya que nuestros padres estaban muertos y que nos íbamos siempre quedar aquí con ella y las cabras.

Ella sola iba a decidir nuestro porvenir. Nuestro odio, nuestro furor y nuestra cólera y furia hizo que la atacásemos con el arma predilecta del campesino, su horquilla. Ella no tuvo más remedio que excusarse, retractarse y nosotros regresamos a nuestros trabajos pero nunca olvidamos, o perdonamos el mal que nos había hecho.

[Puede ser que la Sra. Sabatier le haya dicho algo sobre el asunto, basándose en los actos—erróneos—del OSE que nuestros padres habían sido deportados.]

Sin duda, era una persona más en la cual uno no podía tener confianza. ¡Caracoles! ¿No había nadie en ningún lugar en esta tierra en el cual dos niños podían tener confianza, podían plenamente confiarse? Si había, en realidad, un solo lugar en esta Tierra. Era únicamente en Dinamarca donde las leyes Nazi no eran seguidas.

Cada judío de este país bendito fue salvado por sus compatriotas … y por el ejemplo de su rey. Después de la guerra, cada uno pudo reintegrarse a su hogar sin haber sido trastornado. A la totalidad del pueblo dinamarqués fue dado—y no era para menos—el nombre de "Justos entre las Naciones."