Medio siglo después de estos acontecimientos y durante uno de mis viajes a Alemania, en el curso de una visita al cementerio ancestral en Becherbach, yo me encontré a Adi por casualidad; el vino hacia mi, andando muy muy lentamente, me parecía que casi flotaba como en un sueño y, a quemarropa, me dijo en voz muy baja: "Alfred, nuestras intenciones no eran malas."

Desde ese encuentro me he preguntado a mí mismo si en realidad lo que habían pensado si no era "nada malo." Era evidente que después de este medio siglo mi amigo de entonces estaba, al parecer, atormentado también por el trauma de lo que había sucedido.

1938
Germany 1938