omo los pasajeros de estos trenes de la ignominia pensaban—basándose en los avisos oficiales de los organizadores—que iban a ser trasladados a estancias agrícolas en los países del Este de Europa, se les pidió llevar comida para tres días de viaje y el dinero para comprar sus billetes de tren a la agencia de viajes del "Reich," al igual que lo habría hecho cualquier veraneante alemán. Las víctimas—ellas mismas—pagaron pues sus transporte hacia los lugares de sus tormentos—es decir 50 marcos por adulto y los niños por debajo de 10 años beneficiándose—generosidad teutona—de un descuento de mitad del precio.
El tren—un tren normal de viajeros—dejó la estación de Colonia a las quince horas en punto con una centena de niños sin duda traviesos y entusiasmados con la idea de un viaje tan lejos; después de un viaje de 84 horas, los pasajeros llegaron a Minsk después de que fueron transbordados a vagones de ganado en Wolkowzyk, en la Rusia Blanca, antiguamente en Polonia; el tren estaba supuesto a entrar en la estación de Minsk a las 06:49 horas precisas, el 24 julio de 1942, pero llegó en realidad con algunas horas de retraso, es decir exactamente a las diez horas veintidós minutos de la mañana.
Los vagones sellados con su carga humana se quedaron sobre los rieles, en una vía muerta, en la canícula sofocante del verano ruso.