Como nuestras falsas cédulas indicaban que éramos franceses naturales del Centro de Francia, de la Provincia del Berry, pensaban naturalmente que éramos católicos tal como la mayoría de los habitantes de Francia. De pronto ocurrió un problema: a nuestra entrada en la clase de catecismo se notó de inmediato el hecho de que—¡Hombre de Dios!—no sabíamos hacer la señal de la cruz y fuimos el hazmerreír de la clase—una deficiencia de primera que nuestros dirigentes de la OSE hubieran debido de haber previsto; en realidad, ni uno ni el otro de los hermanos Mauricet tenía idea de lo que se trataba.

Al cabo de poco tiempo avisaron a la bruja que había una equivocación y que seguramente éramos protestantes de los cuales hay un cierto número en estas partes—de estos "apóstatas" los cuales no se persignan ni adoran a imágenes.

Los protestantes se habían diseminado en Francia durante las guerras religiosas de los siglos 17 y 18 aunque un cierto número se había quedado en estos montes de acceso difícil para los soldados de los varios reyes—y reinas—mandados a estas partes para matarlos. Es más que probable que el padre Riou se había puesto en contacto con su homólogo en Sainte Lizaigne el cual habrá dicho la verdad—que no era su culpa que estos dos jovencitos judíos no sabían hacer la señal de la cruz.

The local Catholic church

El padre Riou, el cual sobrevivió a un campo de concentración a donde estaba por actos "anti-alemanes," guardó esta información para sí, "in petto," salvándonos las vidas.