Gracias a un certificado medico emitido por lástima por el encargado del campo, el Capitán Charles Goruchon, mi padre fue liberado con fecha del 16 de setiembre 1940 del infame campo de detencion de "Les Milles," un día antes que este humanitario capitán fue despedido de su puesto. Como la salida del campo era motivada por su mal estado de salud, mi padre no estuvo sujeto a los trabajos forzados en las brigadas de trabajo de extranjeros, la GTE (Groupements Travailleurs Etrangers) puesta en vigor dos semanas después de su liberación, el 27 de setiembre 1940.

Fiche de Liberation

A su llegada en la estación de Sainte Lizaigne, se parecía con su boina vasca y su mochila, a cualquier de los franceses que acababan también de ser liberados—de los campos de prisioneros de guerra alemanes.

En estos meses de detención, papá sólo había aprendido una sola expresión en francés, "Atención a mi" ("attention à moi!") sin duda el grito repetido de uno de estos guardia de condenados originarios de la primitiva región de Ardèche que se encargaba de los prisioneros.

El esperado regreso de nuestro padre creó un gran problema, el del alojamiento, ya que las buenas "demoiselles," las señoritas Helène y Marthe Förster habían albergado hasta la fecha una mujer y sus dos niños, no podían admitir a un hombre en su residencia.

Esto simplemente no se podía ni considerar porque, sencillamente no se hacía. Entonces, aquí tenemos a esta infeliz pareja y sus dos niños, sin el menor recurso y sin la posibilidad de comunicarse en francés, forzados a errar por el pueblo en busca de un techo, que fue una casa abandonada y sin posibilidad de calentarla.

El más pequeño de los hermanos, demasiado enfermo y flojo para desplazarse, fue puesto en una carretilla, envuelto en una manta hasta la nueva residencia.

No puede existir mayor desesperación que la de unos padres que se ven impotentes para garantizar un mínimo a sus hijos a pesar de la devoción y abnegación por ellos.