El trabajo físico fue realizado por 45 prisioneros rusos cuyo último destino es relatado con minuciosos detalles por el Sr. Dieter Corbach*:

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… al poco tiempo, el SS Otto Goldapp, dándole la mano a cada uno de los prisioneros, los despedí de una manera muy amistosa indicando que ahora se irían a Minsk a donde podrían ducharse.

Dieron un pedazo de jabón y una toalla a cada uno de los prisioneros rusos. Ellos subieron a unos camiones cerrados que esperaban, no sospechando que estos fueron modificados hasta arrojar humos del extractor en la sección de pasajeros. Después de un cuarto de hora de lucha desesperada, con un jaleo de demonios, todo se tranquilizó.

Un grupo de seis a ocho presos arrastró los cuerpos de sus compañeros fuera de los carros y los lanzaran en la pira. Tuvieron que acostarse y, a su vez, fueron tirados por unos policías de origen étnico alemán.

Estos, en sus turnos, quemaron la nueva pira y, habiendo bien hecho sus deberes, al poco tiempo se fueron luego por dos semanas de licencia casera para celebrar Navidad—el nacimiento de su salvador—con sus familias.


*Quoted from "6.00 Uhr ab Messe Koln-Deutz Deportationen 1938–1945," Dieter Corbach, Scriba Verlag, 1999.